miércoles, 11 de julio de 2012

Bienaventurados los que sueñan

BIENAVENTURADOS LOS QUE SUEÑAN
Sandra Mª Cerro, a todos los valientes emprendedores



Bienaventurados los que sueñan,
los que se permiten tener ilusiones, pensar lejos,
los que se atreven a tomar decisiones ahuyentando miedos,
los que tienen ideas, las dotan de alas,
las empujan al abismo a volar y así las crean.
Bienaventurados los que no se conforman,
los que no se resignan a vivir solamente,
sino a impregnar de felicidad completa una vida
que merece ser vivida plenamente.
Bienaventurados los que arriesgan,
los que cambian de rumbo aunque el viento sople en contra,
los que nadan, si hace falta, incluso contra corriente,
en pos de esa estrella en el firmamento
que para ellos brilla más que ninguna
y que llaman “ilusión”.
Bienaventurados los que se saben por sí valiosos,
los que se ponen a prueba cada día
y se valoran como merecen, a precio de oro,
los que no se amedrentan ante aquellos
que tienen la malvada osadía
de hacerles creer que valen menos.
Bienaventurados los que enfrentan la rutina y la costumbre
para lanzarse a emprender locuras,
y aventuras fascinantes, imborrables, increíbles,
apartando de un solo manotazo a esos necios,
a los que sus gafas de realidad les impiden atisbar
la belleza de lo inefable y de lo invisible,
y de lo imposible el mero placer de intentar alcanzarlo.
Bienaventurados los que caen
y hacen de la sangre de su herida
una joya incrustada en su espada,
los que tropiezan mil veces
para levantarse con diez mil lecciones aprendidas,
los que libran batallas contra sí mismos,
para, al fin, alzar satisfechos la espada victoriosa,
lanzando al aire corazas oxidadas,
y al viento gritos de alegría y bienvenida libertad.
Bienaventurados los que creen
que todo en lo que creen es posible,
y que sólo basta con modelar un deseo
y abrazarlo con dedicación, perseverancia,
con trabajo y corazón,
y con toda la pasión que merece el saber
que están dando vida a su Sueño,
para insuflarle vida y convertir el “desear” en “ser”.
Bienaventurados los creativos y los locos,
los que se dan el placer de soñar despiertos,
los que con sabiduría emplean ingenio y talento,
los que escuchan a su corazón y no a su conciencia,
porque, en este universo dormido, serán sólo ellos,
los valientes, los más luchadores,
los que harán la gran diferencia...
Lanzaré mi bárbaro alarido
sobre los techos del mundo,
decía sabiamente el poeta.
Bienaventurados los espíritus emprendedores
porque ellos hoy heredarán la Tierra.

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