jueves, 19 de abril de 2012

Decálogo del auténtico Valiente

A Marcos,
mi valeroso príncipe


Por mucho que nos empeñemos en negarlo o tratemos de huir de ello, la vida es un sendero empedrado, un río de aguas turbulentas, un reparto de bofetones constante, y nosotros podemos elegir... Podemos elegir quedarnos sentados en una piedra con los zapatos en la mano, al borde del sendero, pensando si seguir caminando o cómo seguir; podemos bracear como locos, hasta quedarnos sin aliento, para tratar de llegar a la orilla del río a salvo, o dejarnos llevar por la corriente sin más; podemos quedarnos quietos recibiendo porrazos o tratar de liberarnos de ellos o, al menos, tratar que estos inevitables nos lleguen más suavecitos. La diferencia entre una elección y otra está en el coraje, en el valor...

Según la definición de la Real Academia de la lengua, el valor es una “cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar peligros”. Coraje también significa valor. Etimológicamente deriva del latín “cor”, aunque nos viene adaptada del antiguo galicismo “corage” (“coeur” en francés actúal = “corazón”) al castellano. Por lo tanto “coraje” significa “echar el corazón adelante”, poner todo el corazón a la hora de acometer acciones y proyectos, en definitiva, ser valiente, tener valor.

 

Pero,
¿qué es en realidad ser valiente?,
¿ser valiente consiste en no tener miedo o en sí tenerlo pero actuar pese a ello?.




Salvo los héroes de película nadie, en la vida real, es tan temerario como para que no le tiemblen las canillas en alguna ocasión. Sí que es cierto que hay personas más o menos propensas al temor, más o menos indecisas, personas que se ahogan en un vaso de agua y otras que se remangan para cruzar el océano a pie. El miedo, el temor, como todo, es relativo. Eso sí, hay miedos catalogados como comunes, que nos afectan a todos en mayor o menor medida: las fobias, la muerte, la enfermedad, el fracaso, el dolor, la pérdida de aquello que valoramos o amamos; y estos miedos constituyen a su vez detonantes o causas para que la medida de valentía que todos tenemos dentro, sea mayor o menor, se despierte y se dispare. Esa fuerza es, como el miedo, relativa, pero lo que sí es seguro es que la tenemos dentro todos.
A lo largo de la historia, de la literatura y la leyenda, nos han llegado ecos de grandes héroes, de valientes guerreros, de valerosos príncipes, y también de pequeños grandes vencedores que, sin pretender ganar grandes batallas o salvar al mundo, han tenido valor para salir airosos de las constantes adversidades de la vida no sólo siendo fuertes, sino – y lo que es más importante- convirtiéndose por ello en honradas y buenas personas con una mochila llena de sabiduría de vida a su espalda.

“Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo”
(Aristóteles)


10 Cualidades que ha de cumplir un auténtico valiente



1- Tener un motor con la forma de una pasión o un sueño, creer en él, y no detenerse pese a los obstáculos


Pueden suceder milagros maravillosos – dice la canción de la película “El príncipe de Egipto” – si tienes fe; si crees en tus propios sueños, serás capaz de mover montañas y de poner a prueba esa inmensa fuerza innata que todos llevamos dentro. Sólo hace falta creer que es posible, mantener la conciencia puesta en el objetivo y avanzar con entusiasmo, con energía y ganas a toda potencia, a pesar de los obstáculos que se presenten en el camino.

2- Tener suficiente optimismo y humildad para saber tropezar y volver a levantarse para empezar de nuevo

“El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico.
 Lo que cuenta es el valor para continuar”

Los que logran el éxito en la vida no es porque no hayan caído nunca, sino porque han caído muchas veces y han sabido levantarse y volver a caminar con dignidad y elegancia. El truco está en no perder el optimismo, sonreírle al tropezón, ser humilde a la hora de reconocer el fracaso, bien sea por mala fortuna o por propio error, y seguir caminando.

3- Entender los errores no cómo fracasos, sino como aprendizajes y oportunidades


“El futuro tiene muchos nombres.
Para los débiles es lo inalcanzable.
Para los temerosos, lo desconocido.
Para los valientes es la oportunidad”
(Victor Hugo)


Mulán deshonró a su familia por burlar a la casamentera que pretendía hacer de ella una buena y tradicional esposa. Su padre la consoló diciendo que ella era una flor tardía y que, tarde o temprano, encontraría su camino y sabría lo que la vida querría hacer de ella... Con valor, se enfundó en ropas de hombre y, contra toda tradición y prejuicio, se enroló en las filas de guerreros que habrían de luchar para defender a su país en la batalla contra los hunos. No es difícil imaginar, si no la habéis visto, el final de la película...

4- Tener confianza en uno mismo, reconocer los propios valores y no hacer caso de los prejuicios ni de voces ajenas que pretenden perturbarnos en nuestro empeño


“Es preciso saber lo que se quiere;
cuando se quiere,
hay que tener el valor de decirlo,
y cuando se dice,
es menester tener el coraje de realizarlo”
(G.B. Clemenceau)


No podemos decir que no somos capaces de hacer esto o aquello sin haberlo siquiera intentado antes. Babe era un cerdito, pero no por ello iba a ser incapaz de dirigir el ganado como cualquier perro ovejero; de hecho, ganó el concurso, pese a las risas de los espectadores, y consiguió arrancar de los labios de su apocado dueño esas palabras de agradecimiento que le supieron a gloria: “¡Bien, cerdo!”. La confianza en uno mismo, la creencia en los propios valores, cuando es fuerte, puede convertirse en ciega y sorda ante los comentarios y críticas ajenas. Si existen además pasión y motivación, mucho mejor.

5- Ser constante y perseverar a pesar de los tropiezos

Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido
y hay que empezar de nuevo”
(Julio Cortázar)

La constancia y la perseverancia son requisitos indispensables en todo valiente. No decaer, no dudar, no cejar en el empeño. Si hay titubeo en la constancia, el objetivo se nubla y puede llegar a perderse; y un auténtico valiente no se puede permitir eso.

6- No escatimar esfuerzos

 

“Siempre hay un lugar en las cumbres para el hombre valiente

y esforzado”

(Thomas Carlyle)





El valor ha de ir siempre unido al esfuerzo. Un valiente al que le dan las cosas hechas no es un valiente; como mucho, un guerrero precisará un escudero, un apoyo, pero no más que eso. El esfuerzo ha de ser una constante en la batalla, tanto en la que se libra contra el enemigo, como en la que libramos día a día contra nosotros mismos. Una mano en el hombro nunca viene mal pero, valiente, recuerda que el camino de cada cual es único, y que en nuestro viaje interior estamos solos. Así le dijo el maestro a Chihiro “termina aquello que has empezado”, y ella, no sin esfuerzo, consiguió lanzar los pesadísimos carbones a la caldera de los baños; su camino, a partir de entonces, significó poner a prueba ese esfuerzo a cada paso... significó lo que la vida misma es.

7- No perder el tiempo en reflexiones vanas y perseguir los objetivos actuando



“Mientras el tímido reflexiona,
el valiente va, triunfa y vuelve”







Sí es importante pensar antes de actuar, pero sólo lo justo; lo demás, es tiempo tontamente perdido. Si nos pasamos la vida pensando en qué hacer, qué no hacer, y posponemos la acción, podemos rozar el límite que separa la prudencia de la cobardía; entonces el dragón se volverá mucho más fuerte que nosotros. Más vale perder batallando que no batallar; más vale arrepentirnos de lo que hacemos, que no haberlo hecho jamás. De la acción siempre sacaremos algo, del silencio y la inacción sólo la nada.

En una escena de una película alguien dice “cuando amas a alguien, lo dices... lo dices de inmediato, en voz alta, porque, de lo contrario, ese momento pasa de largo”. Así ha de actuar el valiente de sentimiento y el valiente de acción, a golpe de corazón, sin temor a lo que se pierde, que sin duda será mucho menor que lo que se gana.

8- Tener buena resistencia al estrés y a las presiones externas


Para ser un buen valiente ayuda mucho ser resistente al estrés, tomar aire ante las circunstancias adversas y tratar de no ver enormes gigantes cuando lo que tenemos delante son simples molinos de viento.
En el caso de que sí sean gigantes, entonces habrá que echar mano de los recursos disponibles y defendernos lo mejor que sepamos. Ya se sabe lo que dice el refrán “el que hace lo que puede no está obligado a más”. Lo importante siempre es enfrentar, intentarlo y descubrir, en el fragor de la tormenta, que somos más fuertes de lo que en realidad creíamos.


9- Afán de superación



El auténtico valiente es el que sabe y es consciente de que se va superando a sí mismo día a día. Con ser consciente de ello basta. Y si ese afán de superación nos empuja a la acción, será mucho mejor, porque junto a esa ilusión o ese sueño que constituyen el motor de nuestro avance en la vida, siempre alimenta también ese regustillo que deja el saber que, paso a paso, estamos creciendo, madurando, con cada golpe que nos pega la vida y con cada gol que nosotros le metemos a ella. Es ese “toma y daca” lo que nos enriquece y nos hace convertirnos en los valientes que somos.

10- Saber relativizar los problemas y no hacer de un grano de arena una montaña

“No se llega a gran hombre si no se tiene el coraje
de ignorar una infinidad de cosas inútiles”
(Carlo Dossi)

Es fundamental saber ser selectivos, saber distinguir lo esencial de lo que es meramente accesorio y superfluo. Algunas personas hacen de la nada un mundo y encima se regodean con ello; estos tristes jamás llegarán a ser auténticos valientes y morirán ahogados en el vaso de sus propias lágrimas. Cada uno ha de tener fijados sus valores y sus prioridades en la vida; para unos será el amor, para otros el trabajo, la familia, y demás; y teniendo claro ese orden de prioridades podremos descartar del cofre las piedras que no son preciosas, y darles solamente el valor que merecen. Ni más ni menos. Y el verdadero valiente sí que sabe reconocer una valiosa joya, engastarla en su espada de guerrero y ponerla siempre por delante cuando va a luchar.


Estudio grafológico de la escritura del valiente


- El empuje, la fe en los sueños y ambiciones bien dirigida, y esas energía y motivación que constituyen el motor de los valientes, se manifiestan en una escritura clara, legible, extendida, ocupando bien la hoja, inclinada a la derecha, bien pegada al margen y progresiva. Es, en definitiva, una escritura que, por si sola, avanza sin detenerse, cegada por la visión de una ilusión.

- Cierta irreflexión ayuda al valiente a no detenerse demasiado tiempo a rumiar el problema y a actuar con prontitud. Irreflexión unida a inteligencia da un resultado de audacia, manifiesto en un texto ágil, con cohesión ligada o agrupada, presencia de ligados altos, mayúsculas unidas a la letra siguiente e inclinado a la derecha con rasgos progresivos.

- Tropezar y volver a levantarse aprendiendo del tropiezo y sacando el lado positivo de la experiencia vivida, aunque viniera disfrazada de fracaso y frustración, es optimismo, positivismo, y éste se manifiesta en los escritos con dirección ligeramente ascendente, dinámicos, vibrantes y espontáneos.


Autógrafo de Yuri Gagarin

- La confianza y seguridad en uno mismo y en los propios valores se muestran en una escritura sólida y estable, que no se tambalea, de tamaño normal, con dirección horizontal o ligeramente a la derecha, regular y extendida, y con una firma coherente con el texto en todos los sentidos, arropada por una rúbrica sencilla o ausencia de ella. Ejemplo de solidez sin igual lo encontramos en la firma de una gran valiente doncella guerrera de la Historia, Juana de Arco.



- Los que saben distinguir los verdaderos valores de la vida se distinguen por su sencillez en las formas del escrito; los rasgos superficiales desaparecen, dando lugar a una escritura limpia, clara, personalizada y sin ornamentos. Así se muestra la escritura simplificada, suelta y abierta del valiente Nelson Mandela.



La escritura del valiente es, en definitiva, una escritura sin miedos o que, si los tiene, demuestra que los afronta. Si nuestro camino discurre de izquierda a derecha en el papel, la escritura que se proyecta, se inclina u ocupa la zona derecha de la hoja y que además es ágil, resuelta y sencilla, distinguirá a los valientes de los que no lo son. Es en la derecha, hacia donde avanzamos, donde se ubica lo desconocido, lo esperado, lo soñado y también lo temido; las luces y las sombras de ese futuro que sólo los más valientes osan llamar “desafío” y “oportunidad”.


Si la obra de tu vida puedes ver destrozada
y sin decir palabra, volverla a comenzar;
o perder en un día la ganancia de ciento
sin un gesto ni un suspiro.
Si puedes ser amante y no estar loco de amor,
si consigues ser fuerte sin dejar de ser tierno,
y sintiéndote odiado, sin odiar a tu vez,
luchar y defenderte...

Si puedes soportar que falseen tus palabras
los pícaros para excitar a los tontos:
y oir cómo sus lenguas falaces te calumnian
sin que tú mismo mientas...
Si puedes seguir digno aunque seas popular;
si consigues ser pueblo y dar consejo a los reyes;
y a todos tus amigos amar como a un hermano
sin que ninguno te absorba...
Si sabes meditar, observar, conocer,
sin llegar a ser nunca destructor o escéptico;
soñar, mas no dejar que el sueño te domine;
pensar, sin ser sólo un pensador...
Si puedes ser severo sin llegar a la cólera;
si puedes ser audaz sin pecar de imprudente;
si consigues ser bueno y logras ser un sabio
sin ser moral ni pedante...
Si alcanzas el triunfo después de la derrota
y acoges con igual calma esas dos mentiras;
si puedes conservar tu valor, tu cabeza
cuando la pierdan otros.

Entonces, los Reyes, los Dioses, la Suerte y la Victoria

serán ya para siempre tus sumisos esclavos
y, lo que vale más que la Gloria y los Reyes:
¡serás un Hombre, hijo mío!
(Rudyard Kipling)

Sandra Mª Cerro
Grafóloga y Perito calígrafo (www.sandracerro.com)

martes, 17 de abril de 2012

Ferdinand de Saussure. Estudio grafológico

Ferdinand de Saussure
Estudio biográfico-grafológico

por Sandra Altamirano



   
Lingüista suizo. En 1876 empezó a estudiar el sánscrito (Se dice de la antigua lengua de los brahmanes, que sigue siendo la sagrada del Indostán; del sánscr. sáṃskta, perfecto) de Leipzig donde la joven escuela de los neogramáticos se disponía a renovar los métodos de la gramática comparada. Allí presentó su tesis de doctorado sobre el empleo del genitivo absoluto en sánscrito (1880).

   Ya se había hecho célebre al publicar en 1879 "Memoria sobre el sistema primitivo de las vocales en las lenguas indoeuropeas", obra revolucionaria en el aspecto de que la reconstrucción filológica no se base en una descripción fonética, sino en las relaciones funcionales que los elementos del sistema estudiado mantienen entre ellos.
("Diccionario Enciclopédico Larousse" (Pineal-Sisinio). Tomo 7. pág. 2166. Pp. 2215. México D.F., 1996).
   
  ¿Por qué la importancia de estudiar a este gran personaje literario, gramático, lingüista?, precisamente por sus grandes aportaciones al mundo de las lenguaje es por lo que resulta necesario no dejar de mencionar a Saussure.

   Tomando en cuenta que la grafología es una gran técnica científica que estudia la personalidad global del individuo, a través del análisis de su escritura, no debe perderse de vista que va estrechamente ligada a todas las técnicas, disciplinas, ciencias, que tengan que ver con el estudio de las letras (littera-lettera=letra) que también se conocen como grafías en su forma escrita, y definitivamente la expresión humana más auténtica y fiel reproducción del pensar y sentir.

   La lingüística puede ser definida como el estudio científico del lenguaje, entendiendo por lenguaje "cualquier sistema de signos simbólicos empleados para la intercomunicación social, es decir, cualquier sistema de signos que sirva para expresar y comunicar ideas y sentimientos, o sea, contenidos de la conciencia".

(“Enciclopedia Autodidacta Siglo XXI”. Lenguaje y Gramática Española. Ediciones EuroMéxico. Pág. 29. Madrid, España 2006. Pp. 239).

   Queda claramente especificado y comprobado una vez más que definitivamente lo hablado y escrito (lo cual permanece en el tiempo) es la forma más auténtica de plasmar lo más profundo del yo.

   Saussure se refiere a que cualquier signo transmite un mensaje. Comunica lo que la conciencia contiene; entonces el lenguaje que puede ser hablado y escrito, en este último podemos considerar que cumple con los tres principios para que la comunicación humana se lleve a cabo:

· ES OMNIPRESENTE: Donde quiera que el hombre se encuentre y en la situación que sea, se comunicará.
· ES INEVITABLE: Para todo ser humano es imposible no comunicarse.
· ES IRREVERSIBLE: El mensaje o idea que una vez se ha transmitido, es imposible que se borre.

Se cuenta con diversos escritos de Saussure, hasta ahora complicado encontrar algunos originales; sin embargo hay pocos que sus discípulos pudieron rescatar. El problema radica que se presentan con varios tipos de letra y ha resultado complicado tener la certeza de cuál es el auténtico; sin embargo entre estos dos escritos sí hay similitud de caracteres.

Imagen: http://comentariodetextoslinguisticos.blogspot.mx/2008/10/22-saussure-y-los-anagramas.html#!/2009/01/6bis-textos-de-lingstica-cognitiva.html

    Su escritura pequeña indica una persona con espíritu analítico y de visión detallista (propia de las personas dedicadas al mundo de las letras); en un lingüista es una característica primordial el "detallismo", pues el interpretar cada signo realmente requiere de un alto sentido del análisis.

    Los puntos sobre las "ies" son elevados y hacia la derecha lo que denota sus tendencias idealistas e incluso misticismo, así como su empuje y decisión; dada su popularidad como gran investigador del sánscrito, queda claro que para ahondar en ese tipo de escritura complicada y misteriosa, se requiere de "mucha decisión" y afán por descubrir, interpretar.

    Presenta una escritura ligada, con algunos ligados altos, arrojando así aspectos de perseverancia y fidelidad a sus ideales, así como gran inteligencia, sentido de la lógica y buena estructuración de ideas.

Imagen: Biblioteca de Génova


 La letra "t" con una barra excesivamente alta, demuestra que era una persona autoritaria, firme, que luchaba porque sus ideas y aportaciones prevalecieran sobre los demás y a través del tiempo

    Se ve un predominio de la zona baja y ensanche de las jambas, lo que muestra que era o tenía inclinaciones materialistas.

    Lo que llama mucho la atención, es el constante subrayado, lo que da a entender su necesidad de remarcar sus conocimientos, de autoafirmarse y cerciorarse de transmitir sus mensajes, y también de buena capacidad de organización tanto en sus ideas como en la exposición de las mismas. Clara intención de detallismo y dejar las cosas claras.

    Nació el 26 de Noviembre de 1857 en Ginebra Suiza, y murió el 22 de Febrero de 1913.


 Sandra Altamirano
Alumna del Curso de Grafología y Competencias personales, en la Asoc. Aragonesa de Psicopedagogía, 2012

lunes, 9 de abril de 2012

Perfil grafológico de Kate Winslet

Sencillamente, Kate.
Perfil grafológico de Kate Winslet

Por Sandra Cerro
-Grafóloga y perito calígrafo-


“Yo nunca me arrepiento de las cosas que hago.
Tengo la firme creencia de que hay que ir siempre hacia delante”


Puede rotundamente afirmarse que Kate Elizabeth Winslet ha hecho historia en la meca del cine al convertirse en la actriz más joven (31 años) en lograr 5 nominaciones a los Oscars, y rematar este éxito con el Oscar a la Mejor Actriz por su espléndido papel en “The Reader”.
Se estrenó en la gran pantalla en 1994 con “Criaturas celestiales”. Kate declaró que recibió la noticia de que había sido seleccionada para el papel de Juliet Hulme, mientras trabajaba en una charcutería preparando sandwiches. Pero el trampolín de “Titanic” (1997) desenmascaró totalmente a la, hasta entonces, casi desconocida actriz británica para convertirla en uno de los rostros más admirados y cotizados de Hollywood.
Su escritura retrata el gesto de una mujer segura de sí misma, espontánea e impulsiva, que no sólo sabe proyectar su energía, su positivismo y su sana ambición por conseguir lo mejor honestamente, sino que además es capaz de contagiar ese entusiasmo a sus trabajos y a las personas de su entorno.



"Yo siempre espero lo mejor; espero encontrar un vestido cómodo
y unos zapatos que no me hagan gritar después de media hora."


Quizás sea ese punto de seguridad y estabilidad personal lo que le otorgue esa apariencia de orgullo y altanería. Orgullosa es y lo está de sí misma y, desde luego, orgullosa merece estar no sólo de su forma de ser, sino también de la exitosa proyección que ella misma se ha regalado bien merecidamente. No hay mejor regalo que el que uno se hace a sí mismo.

 



"Hay momentos para complacerse y disfrutar, pero siempre he tenido claro cuando es el momento de ir a casa y lavar mis bragas".


Si de algo puede sentirse satisfecha Kate es de ser una persona transparente y honesta. No cabe duda de que sabe lo que quiere, y también sabe sacar las fuerzas y la voluntad necesarias para conseguirlo, pero poniendo siempre por delante el espejo que le recuerda quién es, y que le ayuda a caminar por la vida y por el éxito manteniendo la certeza de la propia identidad, clara como las aguas de un estanque, impulsiva pero prudente, respetuosa y discreta con todo aquel que se le cruza en el camino, sin osar pisar, ni tan siquiera por un instante, el muchas veces tentador terreno ajeno.






"La cirugía plástica y los implantes de pecho están bien para las personas que los desean,
si ello les hace sentirse mejor consigo mismos.
Sin embargo, convierten a estas personas, especialmente a los actores,
en objetos de fantasía para un mundo de fantasía. Actuar significa ser real, significa ser honesto "





Además de otros muchos dones, Kate posee el de tener una inteligencia despierta y una admirable sagacidad. Tras su mirada azul profundo se esconde una gran observadora, tremendamente detallista y tendente a analizarlo todo pormenorizadamente antes de lanzarse a los abismos de las decisiones. Eso sí, cuando se lanza al vacío, lo hace hasta las últimas consecuencias.

"Me encanta que la gente sienta que puede acercarse a mí"


 Su dulce templanza y la delicadeza de su carácter equilibran la balanza con su personal y magnética fortaleza humana. Su temperamento es suave y amable pero firme; se puede decir que goza de la templanza suficiente como para no mostrarse vulnerable ni dejarse vapulear, y que sabe sacar el genio con ingenio, cuando menos nadie se lo espera, sobre todo si se trata de salvaguardar su territorio más íntimo.


"Amar a alguien significa dejarlo libre, dejarlo ir"


Constante y perseverante hasta el final de sus fuerzas en sus proyectos, lo es así también con sus afectos. Extravertida y afectuosa, Kate sabe entregarse en una entrega prudente, sin desbocarse en las pasiones. La claridad de sus ideas es tan patente como la capacidad que tiene para controlar sus impulsos y sus emociones. Con una sensatez digna de elogio, sencillamente se deja fluir por el sentido positivo de la vida y de su destino.


"Jamás soñaría con trabajar en algo que no provocara mariposas en mi estómago

ni estallidos en mi corazón”



Sin duda su talento y su madurez, tanto intelectual como emocional, son extraordinarios. Ella misma afirmaba que siempre se había sentido mayor de lo que era en realidad y que ese aspecto le había ayudado a pensar por delante y actuar por delante, aprendiendo, a la vez, la lección de sus errores.

Talento junto a carisma,
ilusión y entusiasmo enlazados con iniciativa y entrega,
autoconfianza mezclada con sencillez,
optimismo unido a prudencia,
extraversión más discreción y diplomacia,
perseverancia de la mano de la fortaleza ...
Simplemente, la receta del éxito.
Sencillamente, Kate.