Cuentos de hadas para emprendedores
Por Sandra Mª Cerro
Érase una vez una joven que quería dar un cambio a su
vida. Se sentía como una Cenicienta pequeña e incomprendida, en un siniestro
castillo entre brumas, prácticamente invisible tanto para sus compañeros como
para su jefe, apisonada por una rutina sombría, que la iba marchitando día a
día como la rosa de la Bella y la Bestia, y con la autoestima machacada por
aquellos que apenas podían ver en ella una pizca de luz. Pero ella sabía que
esa luz existía, y soñaba con salir volando de aquel trabajo, libre como Peter
Pan, o salir flotando en una alfombra voladora como Aladino, en busca de
aventuras; sin saber siquiera cuáles, pero aventuras al fin y al cabo, hacia
algún destino en el que al menos su talento no se sintiera acotado, oscurecido
ni pisoteado.
¡¡Pero es que es ese, ese es el primer paso para lanzarse
a emprender!! reconocer el propio talento, aunque lo sintamos apagado y
moribundo debido a las circunstancias adversas, o debido a ese miedo tan humanamente
nuestro a los cambios, o a que los demás no lo vean ni lo sepan valorar, y
tratar de insuflarle aliento.
Y cuando nuestro talento dormido se despierta como
la Bella Durmiente del Bosque, o como la pequeña Campanilla cuando escucha a
los niños gritar “¡Hay que creer en las hadas!”, es entonces cuando
comienza el auténtico viaje, ese proceso de transformación del Patito feo en
elegante o orgulloso –de sí mismo- cisne.
En todos los cuentos de hadas hay un héroe, un
valeroso príncipe o una princesa que viven su existencia persiguiendo un sueño.
Pero conseguir ese sueño no resulta siempre fácil. ¿Quieres conocer las
principales dificultades que el protagonista del cuento se encuentra antes del
conocido “vivieron felices y comieron perdices”?:
1º- Los tres hermanos: en los cuentos de tres
hermanos, siempre es el pequeño el que al final sale victorioso de las pruebas
de vida, y el que consigue el final feliz. Esto significa que, aunque muchas
veces nos sentimos pequeños e incapaces, con la autoestima por los suelos y un
poco ciegos ante nuestros propios valores y aptitudes personales, si tenemos
confianza en nosotros mismos, y conseguimos madurar y trabajar de forma
persistente en pos de nuestro sueño, seremos capaces de superar a los que están
por encima de nosotros y seguir creciendo.
2º- Las brujas, los ogros y los dragones:
estos personajes están excepcionalmente interpretados por todas aquellas
personas de nuestro alrededor, que constantemente tratan de persuadirnos y
desanimarnos para que abandonemos nuestro empeño. La mayoría de las veces lo
hacen porque ellos mismos no tienen un sueño, o porque si lo tienen les falta
el arrojo y el valor para hacerlo realidad. Por eso su opinión no nos vale. ¿Y
cuál puede ser, Espejito, Espejito, la otra motivación de las malvadas brujas
para inculcarnos malos consejos o poner pegas a nuestras decisiones valientes?,
sencillamente la envidia, el temor a que tengamos lo que ellas no tienen. Y en
este caso, la mejor opción es, sin duda, devolver la manzana envenenada al
cesto, y seguir nuestro camino.
3º- Las pruebas: Los Tres Cerditos
construyeron tres casas a prueba de soplidos del lobo. Las dos primeras – de
paja y de madera- sirvieron de prueba y error, pero la tercera, redoblando
esfuerzos a base de ladrillos, consiguió mantenerse en pie. El genio de Aladino
propuso tres únicos deseos, con sus consecuentes tres únicas oportunidades. El
príncipe de la Bella Durmiente luchó contra el dragón con su caballo, con su
escudo y con su espada mágica; cuando perdió los dos primeros en la lucha,
confió en su valor, y mató al dragón lanzándole al cuello la espada. Los
cuentos de hadas nos dicen, entonces, que se nos está permitido errar varias
veces antes de conseguir nuestro objetivo. Es más, nos dicen que es obligatorio
errar, porque el error constituye una lección más sabia que cualquier acierto.
Pero no todo son dificultades y ogros en el camino
del emprendedor. Éste también cuenta a su lado con:
Los Siete enanitos, los amigos leales que nos apoyan, nos animan y nos regalan consejos
sinceros;
Las Hadas madrinas, los mentores y musas, personas a las que admiramos y que nos
inspiran;
El Príncipe azul, esa gran motivación que nos guía,
el amor a nuestro proyecto, y la creencia ciega en querer hacerlo grande y
convertirlo en nuestro amante y fuente de Felicidad.
La joven emprendedora de nuestra historia tuvo que
cantar mucho eso de “!!Aihó, aihó, al bosque, a trabajar!!” como los
siete enanitos, tuvo que saber esperar a que creciera su planta de habichuelas
para poder trepar por ella, como Jack, probar unos cuantos zapatitos de cristal
como el príncipe de Cenicienta y vencer unos cuantos fantasmas, como “Juan
sin miedo”. Pero eso no fue nada cuando consiguió ser feliz, comiendo su
propia perdiz, y siendo su propia jefa, sin tener a ninguna Reina de Corazones,
gritando siempre detrás suyo: “¡¡¡Que le coooooorten la cabeza!!!”.
Y colorín, colorado, este cuento ... aún no se ha acabado.
Sandra Mª Cerro
Grafóloga y Perito calígrafo
www.sandracerro.com
Interesante interpretación de los simbolismos y lecciones que podemos extraer de estos cuentos.
ResponderEliminarMe ha encantado tu cuento que aún no se ha acabado. Eres genial, pedazo de mujer emprendedora!
ResponderEliminarSandra, creo que es muy acertada la analogía... continuaré leyendo en cuento...y escribiendo mi propio camino.
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